viernes, abril 03, 2009

Primeros días

De la academia a la universidad. Suena bien, es un buen paso, hacer ese ingreso triunfal que te convierte de preuniversitario a estudiante del primer semestre de alguna carrera. Bien, todo bien… a menos que ciertos descuidos o metidas de pata alteren el normal proceso de las cosas.

Lo primero fue hace meses… habiendo aprobado el examen me dispuse tranquilo a esperar mi turno de recibir la constancia de ingreso, los días pasaban y por fin fue mi turno… un día frío en el que me encontraba agripado hasta en el cabello. Fui, como indicaba el reglamento, a las instalaciones del estadio de la universidad, con una apariencia desastrosa, llena de cansancio, sudor y mugre (el bus me dejo varias cuadras más allá por que en ese entonces había problemas con la avenida). Con una ligera lavada de cara pase todo el trámite necesario, esperé y recibí el documento. Una semana después recibí un mail indicando que debía aproximarme a una oficina de Miraflores para hacer el cambio del papel ése, debido a un error en la fecha (que yo ni siquiera lo había notado). Así acabo la primera parte del proceso y los meses llegaron llenos de cosas triviales… una especie de vacaciones en las que me escurrí a cualquier cosa para matar el tiempo.

Marzo. Marzo llegó con el sol mostrando su rostro más encendido y con las calles repletas de gente que regresa a sus actividades. Como esa gente, también debía unirme a las labores. El segundo examen de la universidad llegó, mas ingresantes, mas alumnado… un día de aquellos me aproxime a la clínica universitaria para averiguar sobre el examen medico (uno de los requisitos que aun no había pasado); con la respuesta de que debía fijarme al cronograma y sacar una cita en el modulo de la clínica (ubicado en el estadio de la universidad) me dispuse a seguir las indicaciones al pie de la letra. Caminando hacia el estadio…algunas personas iban hacia ahí, por lo que me pareció que estaba todo bien. Una de las puertas que daba al estadio estaba cerrada, por lo cual debía ingresar por otro lado, dando una gran vuelta a la ciudad universitaria. Fatigado y con la temperatura corporal hinchándome las venas llegué… llegue para enterarme que el modulo lo instalarían días después. No quedaba mas remedio que regresar la siguiente semana y ver que pasaba. Como dije, regresé. Ingrese por fin a la clínica, saque la condenada cita y espere en una larga y lenta cola para el examen. Un examen de 3 o 4 horas (como decía el papelito de la cita) que duró desde las 10:30 am hasta más de las 4 de la tarde.

En fin…aquello termino, y mi única preocupación era el inicio de las clases. Inicio que nunca vi venir. Un par de semanas antes consultando con un amigo que ingreso a otra ‘escuela académico profesional’ me entere de que el proceso de matricula, el inicio de clases y demás, se publican en las puertas de la facultad correspondiente. Entre ese ir y venir para una u otra cosa, frecuentaba las inmediaciones de mi facultad, pero nunca llegué a ver algo; dicho de paso el local estaba en una remodelación, por lo cual dudaba que iniciemos el ciclo académico con esas condiciones. Mas no me fije en que teníamos un local aparte (ubicado al frente del anterior) en donde estaba desde quién sabe cuando aquel susodicho papel. Condorito diría “plop!”. Lo mismo me dije (en otros términos) cuando una tarde llego a visitarme un amigo para contarme que el fue esa mañana a realizar su matricula y le dijeron que ese mismo día comenzaron sus clases (le dio una rabia haber perdido el tan anhelado primer día perfecto).

Martes 31. Desayuno veloz, cambio de ropa rápido… 8 de la mañana y estaba pisando nuevamente la universidad. “a ver si es cierto”. Preguntas aquí, preguntas allá… todo se resumía en “la matricula se realizara después, por ahora asiste normalmente a tus clases”. El cronograma estaba publicado en una vitrina de la escalera. “a ver… aquí dice… 8 am clase de tal en el aula…” el reloj marcaba 8 y 15, apresurándome subí al segundo nivel y entre al aula. La clase apenas había comenzado, unas palabras de la profesora nos introducían a ‘la no se qué de la estadística’. Perfecto, no era mi clase, debería estar en alguna cosa de biología…pero el horario decía esa aula. Terminó la clase, para mi suerte pasé desapercibido y comprendí el tema (incluso fuera del aula detuve un momento a la profesora para preguntarle sobre la identidad de las variables dependientes y cosas así). De nuevo a la vitrina para buscar donde estaba el error. Ahí estaba… lo que pensé que era un ‘lunes, martes y miércoles’ era un ‘lunes dividido en tres’. Y mi verdadera clase se estaba dictando en el cuarto piso, desde hacía una hora. Solo por curiosidad me aproxime a dicha aula, creí prudente no ingresar (con tal retraso!) por lo cual debí encontrar una forma para pasar el tiempo hasta la próxima clase (unas 3 horas y media después).

Una especia de tour por lo largo y ancho del campus hizo menguar los minutos sobrantes…encontré a un amigo del colegio con el que converse unos pocos minutos y por fin ingrese a mi primera clase (la anterior no contaba XD). Pequeños arreglos a mis tropiezos remediaron la situación. Y aunque ayer (al igual que varios alumnos) me apresure en ir para una clase de matemática y luego nos enteramos que ese día no se dictaría (no vimos el anuncio pegado en el periódico mural) puedo respirar tranquilo y reírme (hoy no tengo clases =D ) de esta serie de sucesos que otorgaron un curioso condimento a la primera semana como sanmarquino.

Jaa!

2 comentarios:

rodri dijo...

que tu estancia universitaria que empieza te sea propicia a pesar del inicio...
ABRAZOS

' Joseαne Costα* dijo...

'Hola a todos ¿verdad?

Gracias por tu cariño siempre para hacer cualquier comentario en mi blog ...

Sí. .. ahora cuando miro me di cuenta de que mi blog no se muestra como mi seguidor, no entiendo por qué, échele un vistazo a lo que sucedió, no más' s no en mi show, o en Clarissa de la guerra ...

Deseo para usted un gran final de la semana ^ ^

besos

=] *