viernes, octubre 09, 2009

Era inevitable pasar por alto un hecho como este.

Esta semana el sol dio los buenos días a las calles sepulturales de lima, todos los días...menos hoy. Hoy que como en algunas ocasiones, que desperté lentamente, me refugie en los efectos del café para ayudar a mi cuerpo a ponerse de acuerdo con mi mente. Tras dejar el almuerzo sobre las rejas de la cocina, seguí camino sobre el asfalto agrietado de la avenida.

Puertas cerradas, hojas secas, cielo nubloso y una rata muerta me hablaban dentro de la universidad, como presagiando los pasos que se alejaban despacito en otro distrito. Pies sobre las hojas púrpuras y manos a los cuyes atacados por garrapatas, entre el pretexto de no hacer nada recolectaba hojas y ramas para algún examen que tendré en la brevedad. Ya horas adelante el nauseabundo olor de la muerte invadía las afueras de una residencia roedora y una rojiza macha cubría el negro camino. Acabado el trabajo las ruedas gastadas de un vehiculo hicieron la parada para que pueda subir.

Una canción añeja una ganas de quisiera dormirme sobre tus aguas deslizaron mis dedos sobre los botones para captar la emisora. El bus avanzaba, la canción se perdía entre las fisuras del cerebro y los anuncios publicitarios llegaban a su fin para dar pase a las noticias. Como sucede en las pantallas, un manto de silencio opacaba la voz del cobrador llamando gente, un grande había caído. Mis dientes se cerraron fuertemente como en una señal de "puta madre, por que?", mis ojos cerrados apuntaron a la caja que llevaba sobre las piernas y el sonido del motor se hizo mas profundo.

Hoy se fue el dueño de la imagen que adornaba la portada de un disco de aquellos que te hacen frenar la respiración cuando le da el 'play'. Hay sueños que quedan bonitos dentro de su caja, un sábado de este mes él hubiese elevado su voz sobre las tablas e hinchado el corazón de millones a su alrededor, un sábado de estos ... tal vez hubiese tenido la suerte de verlo, de lejos aunque sea, y sentir el dolorcito en la garganta y el pecho cuando una emoción es fuerte.

Como sea, su voz ahora surca los cielos de una patria que le dio mil y un razones para llorar en felicidad, su cuerpo descansa sereno mientras espera convertirse en cenizas.

Nos uniremos en la tierra.