jueves, julio 30, 2009



"Antídoto a mis instantes desorbitados, bálsamo de cristales semitransparentes, de miradas a la calle, de pasos sordos…"

Caminé dudoso por la avenida de las suertes echadas, esgrimé la espada de temas azarosos, improvisados… interesantes; sorteé mis pupilas entre el cabello de tu inocencia, lo admiré. Lo admiré y fue inmensa la fuerza del imán que capturaba mis neuronas, la tempestad de madrugadas agujeradas charlando con tu sombra imaginada y los ambientes alucinados.

Y continué caminando como un ciego que conoce cada grieta de la vereda, como lazarillo sin correa como una luz sin necesidad de ir rápido. Hasta que nos llegó el velo violáceo de la noche, de la noche y nuestros pasados recorriendo el sendero de boca a oídos, de endorfinas a alucinógenos.

Armados con el frío, nuestros brazos enramaronse en un intento nada vano para compartir calor, calor y un sentir que asomaba su rostro en gestación. No fueron necesarios nueve meses ni mil y un noches para que desarrolle por completo y traiga consigo episodios imborrables que de día me sumergen en sueños y de noche mantienen despierta mi imaginación.

Continuaremos así caminando, vendados, atados, liberados, caminando a la aventura de fantasías caleidoscópicas, de melodías hipnotizantes, de placebo, de realidad, de mirar irreales que al pronunciarlos cruzan la barrera ondulante que separa sus cuerpos materializándose y nuestro grito humedecido en su mitad.

domingo, julio 26, 2009

A un mes del haber comenzado



Dale al cuerpo una semana de estrés
y pocos días después sumérgelo en libertad,
dale a los ojos varias horas frente a los tuyos,
y réstale noches en ausencia,
Dale al aire el aroma de tu compañía…
Sostén en tu mano el desvelo
y míralo soñar;
soñar con vientos húmedos, con cabellos canos,
soñar con mente despierta
que en madrugadas se torna amarilla.

Dale a mi garganta un poco de ese brebaje
de ese que me mantiene despierto.
Quiero asfixiar mis neuronas en un extraño paisaje
y aquel trago oscuro que compartió un secreto.
Dale a mi ventana una cortina de mañanas,
la deslizare con tibia lentitud
para mirar el reflejo en crepuscular brillo azul
dos estrellas húmedas que sin decirlo te extrañan.


viernes, julio 24, 2009

“La ciudad ya perdió la cordura…”

Diecisiete semanas. Diecisiete inicios y fines de semanas de los más raros, caóticos y agradables colores. No sabría por donde comenzar para relatar… Y es que comencé como quien entra a una sala de cine luego de una tarde divertida, esperando solo sentarse y disfrutar de las imágenes, despertar esos deseos, emociones enmarañadas que siempre salen a flote y que uno lo sabe muy bien por que para eso exactamente eligió aquella película entre todas las de la cartelera. Apenas empezaron a rodar los primeros minutos cuando mire alrededor y no era más aquella oscura sala de cine donde no conocía más que el asiento en el que me encontraba. Ahora era otra cosa, algo mas como una embarcación. Un gran vehiculo que llevaba personas que querían llegar al mismo destino. Un destino que de seguro esta luego de una larga y cansada travesía. Eso es más exacto.

Diecisiete semanas llevo, pues, en este navío. Diecisiete semanas en las que he convivido con personas distintas, de historias y perspectivas ajenas, de ideas fabulosas, sueños fascinantes, etc., etc.… Personas con las cuales he tenido que aprender a trabajar, a mostrar mis atributos y defectos, valorar los suyos y sentirme defraudado también. Ya sea por esa inexplicable fuerza que nos lleva a buscar alguien con quien hablar, un aliado, un compañero que nos mantenga la conversación… o por que a los capitanes de cubierta les dio la mera gana de formarnos en grupos para ponernos a prueba. Somos un equipo de varios equipos, un manojo de cabezas que apuntan sus ideas a un gran árbol con muchas ramas, somos…como un rebaño dentro de este navío. No hay espacio para simples turistas que llegan solo a mirar, puestos estos ya empiezan a caer por la borda.

Cuando desperté una mañana y vi el aglomerado de cosas que tenia que hacer en tiempo record, supe muy tarde que estaba metido en esto hasta la cabeza. Ahogándome… pero quien tiene miedo a saber lo que hay bajo el manto de arenas movedizas? Si nadie sabe lo que hay ahí es por ese temor a meter la cabeza y ver. Dentro de mi navío caí en una especie de arenas movedizas (que grande el navío, eh?) y se que la respuesta no es luchar desesperadamente… tampoco ataré una soga e intent
are salir hecho un manojo de carne cansada e acalambrada. Puedo fundirme, clavarme aquí, y aprender a salir cuando quiera, solo es cuestión de tiempo…de tiempo y esfuerzo. Hasta ayer pude ver una vez mas aquellos rostros apagados de quienes, como yo, en alguna u otra cosa fallaron y deben volver a realizar parte del viaje nuevamente.


No tengo miedo ni desespero ante la carga que tendré que llevar, por que recuerdo el camino, se donde tropecé y cual piedra debo evitar. Algunas semanas tengo de libertad para poner todo en orden y reemprender la marcha, ojala la tripulación esté completa.


sábado, julio 04, 2009

Si pusiese un ladrillo a mi alrededor por cada cosa fantástica, intensa, graciosa, sublime o desesperante que he pasado desde que decidí dar un paso al tiempo que me daba para descansar, hubiese ya formado una enorme muralla. Una mole de bloques que habríanme de rodear, esperando un empujón para aplastarme.

Bueno, tan trágico no seria, aun así, tengo esa fastidiosa sensación que tomar el control remoto, presionar el botón de retroceso y llegar hasta cada uno de aquellos momentos que me gustaría registrar, aplicar el ‘pause’ y grabarlos de cualquier forma posible. Pero esa es una posibilidad que tal vez solo la metafísica puede hacer realidad. Piedras arrojé al pozo, ondas se formaron y en poco tiempo todo regresó a su tranquilidad…

Entré a esa agobiante fase llamada exámenes finales, dentro de poco estaré lastimando mi cuerpo para soportar jornadas de desvelo y rogando a fuerzas invisibles para que me ayuden a aprobar los cursos XD. Sea lo que sea que venga, pasará y podré, luego de eso, respirar.